domingo, 21 de octubre de 2012

Granjas verticales ya funcionan en varias partes del mundo

Fuente: enpositivo.com

La ‘agricultura vertical’, de la ciudad a la ciudad. ¿Quiere ver de dónde podría venir su comida en el futuro? Alce la vista. Las semillas de una revolución agrícola están echando raíces en ciudades de todo el mundo, un movimiento que los impulsores dicen que cambiará la forma en que los urbanitas obtendrán sus frutas y verduras y en el proceso resolvería algunos de los mayores problemas ambientales del mundo.

Se la llama agricultura vertical, y está basada en un principio simple: en vez de transportar alimentos en camiones desde los campos a las ciudades, los frutos se cultivan tan cerca de casa como sea posible, en invernaderos urbanos que se extienden hacia arriba.

La idea está floreciendo en muchas maneras. Está el edificio triangular de 12 pisos que se erige en Suecia, donde las plantas viajarán en desde el último piso hasta el primero para aprovechar la luz solar y facilitar la recolección. Luego está lo que alguna vez fue una empaquetadora de carne en Chicago, donde las verduras se cultivan en balsas flotantes, alimentadas por los residuos de los acuarios cercanos.

Como sea que se implemente la agricultura vertical, sus promotores dicen que los beneficios inmediatos serán visibles. No habrá tantos camiones de entrega engullendo combustible y botando humo por sus tubos de escape, y los comercios en las ciudades tendrán un acceso más fácil a alimentos frescos y saludables.

Más adelante, dicen los impulsores, la agricultura vertical podría traer cambios incluso más grandes y radicales.

La agricultura bajo techo reduciría el uso de pesticidas y herbicidas que contaminan el medio ambiente. La preservación o recuperación de los ecosistemas más naturales podría desacelerar el cambio climático.

Y cuanta más comida se produzca en interiores, menos susceptibles seremos a crisis ambientales que alteran los cultivos y elevan los precios hasta las nubes.

Dickson Despommier, profesor de microbiología en la Universidad de Columbia, que desarrolló la idea de la agricultura vertical con un grupo de estudiantes en 1999, piensa que la técnica se volverá más y más atractiva a medida que el cambio climático aumente el costo de la agricultura convencional y los avances tecnológicos hagan más barata la agricultura de invernadero. De hecho, espera que el mundo sea capaz de producir la mitad de sus alimentos en granjas verticales en 50 años.

Una idea que se extiende Una gran cantidad de granjas verticales ya funciona en varias partes del mundo, y otras están en construcción. Algunas están respaldadas por organizaciones sin fines de lucro orientadas a promover causas ambientales o la creación de empleo local. Otras serán empresas con fines de lucro destinadas a satisfacer la demanda de frutos locales. Y otras, como una en Corea del Sur, son financiadas por los gobiernos que buscan aumentar la seguridad alimentaria nacional.

Hasta ahora, las granjas verticales producen sólo una pequeña cantidad de comida. Sus impulsores todavía están desarrollando diferentes diseños de construcción y técnicas para mejorar la eficiencia del cultivo en interiores. Sin embargo, todavía no ha surgido un probado modelo de negocio basado en el concepto.

Un ambicioso proyecto en construcción está tratando de resolver esos retos. La granja triangular en Linköping, Suecia, será una de las granjas verticales más altas del mundo.

No sólo Plantagon, la empresa sueca detrás del proyecto, venderá sus alimentos en la ciudad, sino que también alquilará espacios para oficinas en la mayoría de los pisos del edificio.

Precio que compensa “Es mucho más costoso, por supuesto, construir un invernadero vertical que uno convencional”, reconoce Hans Hassle, presidente ejecutivo de Plantagon. Sin embargo, las fuentes de ingresos previstas ayudarán a compensar eso y los costos de energía serán menores debido a que la instalación utilizará los residuos procedentes de varias fuentes, tales como el calor de una central eléctrica cercana y el biogás producido por la conversión de la propia basura orgánica del edificio. En total, las medidas de ahorro previstas reducirán el consumo de energía del edificio entre 30% y 50%, dice Hassle.

Plantagon planea un modelo de demostración en Shanghai o una planta de investigación en Singapur. Esos son buenos lugares para la idea, opina Hassle, porque son sociedades muy densas y urbanizadas que de por sí ya necesitan producir más comida localmente.

En EE.UU., las granjas verticales están brotando en las zonas urbanas de todo el país, algunas en viejos edificios que han sido reutilizados para la agricultura.

En general, utilizan diferentes técnicas para ahorrar espacio, reducir el consumo de agua e incluso evitar la necesidad de tierra.

¿Soluciones más sencillas? Sin embargo, muchos expertos no están convencidos de la agricultura vertical. El argumento central en su contra es que las granjas convencionales son los lugares más simples y más eficientes para producir alimentos. El cultivo de alimentos en invernaderos, utilizando luz artificial y otros equipos especiales representa más esfuerzo y gastos y anula las ventajas de estar más cerca de los consumidores, dicen los críticos.

Es por eso que George Monbiot, escritor y activista ambiental de Inglaterra, dice que no hay “ninguna posibilidad” de que técnicas más complicadas como las de la agricultura vertical puedan contribuir sustancialmente a la producción mundial de alimentos.

Del mismo modo, R. Ford Denison, profesor adjunto de ecología agrícola de la Universidad de Minnesota, cree que el uso de las granjas verticales anularía cualquier ahorro de combustible del transporte. “Movilizar alimentos de la granja a la tienda es una fracción ínfima del consumo total de la energía en la agricultura”, sostiene.

Los partidarios de la agricultura vertical dicen que la comparación de ambos métodos no es procedente, ya que los gobiernos subsidian fuertemente los gastos, incluyendo el seguro de las cosechas a la agricultura tradicional, lo que reduce en gran medida los costos y riesgos que enfrentan los agricultores de las condiciones climáticas impredecibles.

Seguridad alimentaria Las voces a favor también sostienen que la ecuación cambiará probablemente a medida que el clima severo haga del cultivo interior una alternativa más segura y confiable para regular su crecimiento. No sólo el aumento del costo de la agricultura convencional hará que las granjas verticales parezcan mejores por comparación, señalan, sino que en algunos lugares terminarán consiguiendo subsidios.

“Si imaginamos que la agricultura vertical se va a convertir en parte de un programa de seguridad alimentaria de una nación, entonces es natural que esa parte de la industria necesite subsidios”, dice Hassle, de Plantagon.

Granjas verticales ya funcionan en varias partes del mundo → ciclo de crecimiento agricultura vertical

Owen Fletcher

Fuente: WSJ Américas

jueves, 4 de octubre de 2012

La EFSA considera insuficiente el estudio del maíz transgénico NK603

Fuente Noticia: www.gastronomiaycia.com

Según leemos en un comunicado oficial de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) sobre el estudio realizado por Gilles-Eric Séralini, profesor de Biología Molecular y experto en organismos modificados genéticamente del Gobierno francés, que determina la peligrosidad del maíz transgénico NK603 y del herbicida Roundup, el estudio tiene la suficiente calidad científica para que sea considerado válido para proceder a su evaluación. Sin embargo, a la hora de examinarlo, la EFSA indica que el diseño, la presentación y análisis del estudio no son aspectos concluyentes y considera insuficiente el estudio del maíz transgénico NK603, por lo que no coincide con las conclusiones a las que ha llegado el equipo de Séralini.

No es una contradicción, por un lado se considera válido el estudio para empezar a examinarlo, pero por otro se cuestionan los procedimientos y se llega a la conclusión de que no es necesario realizar una nueva evaluación sobre la seguridad del maíz transgénico NK603, por supuesto, la agencia también indica que no hay que tener en cuenta los resultados de este estudio. Parece ser que la EFSA ha centrado su análisis en la metodología empleada, algo que se considera fundamental para garantizar que las actuaciones se han realizado según las directrices internacionales. Tras constatar una metodología correcta, el siguiente paso sería analizar las conclusiones y resultados. Si la metodología presenta algunas deficiencias, se descartan los resultados. La EFSA indica que los posibles efectos a largo plazo de los alimentos transgénicos, ha sido y será uno de los elementos clave en su trabajo a fin de proteger la vida de los seres humanos, los animales y el medio ambiente en general. Sin embargo, hay que matizar que la agencia ha estado validando investigaciones que aunque podrían tener una correcta metodología, no se realizaron a largo plazo, siendo el tiempo de los estudios de unos 90 días, pero vamos a centrarnos en el primer veredicto de la agencia sobre el maíz transgénico NK603 y el Roundup.

De momento este es un primer análisis, a finales del mes de octubre se comunicarán los resultados de un segundo análisis, teniendo en cuenta hasta la fecha cualquier información adicional que puedan aportar los autores del estudio a fin de garantizar el entendimiento del trabajo que el equipo de investigación francés ha realizado. Con respecto a los resultados arrojados en esta primera revisión, la EFSA indica que ha preparado una serie de preguntas que deberán ser respondidas antes de considerar que los procedimientos se han realizado correctamente. La agencia explica en su comunicado que la especie de roedores que se ha utilizado es propensa a desarrollar tumores durante su vida, tumores que se pueden generar por causas naturales sin que existan influencias como el consumo del maíz Roundup Ready u otros tratamientos, esto es algo que no han tenido en cuenta los autores del estudio.

Aunque en la investigación se dividieron a los roedores en varios grupos para administrarles diferentes dosis de alimentación y herbicida, sólo se estableció un grupo de control, esto se considera un error. Los procedimientos y protocolos seguidos en la investigación no se han ajustado a los desarrollados por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), organización formada por 34 estados que persigue coordinar las políticas económicas y sociales, por cierto, es interesante destacar que la OCDE es conocida como el ‘club de los países ricos’ y teniendo en cuenta que hay en juego muchos intereses económicos, quizá las normas y procedimientos deberían ser desarrollados por un grupo independiente de investigadores, al menos así se garantiza que no existan intereses económicos que influyan en el desarrollo de los procedimientos.

La OCDE especifica que en este tipo de estudios es necesario formar grupos de un mínimo de 50 roedores, recordemos que Séralini formó grupos de 10 roedores, por lo que para la EFSA y la normativa, resulta un número insuficiente de animales, algo que puede alterar los resultados y limita distinguir entre los tumores que pueden aparecer normalmente por probabilidad, y los causados supuestamente por el maíz y el herbicida cuyo principal componente activo es el glifosato. Cada error, como el número de roedores, la especie utilizada, el análisis estadístico… es un suma y sigue que resta confiabilidad a los resultados obtenidos. La EFSA indica que no se proporciona la suficiente información sobre la composición de la alimentación de los roedores, detalles sobre las sustancias nocivas o cómo se almacenan los alimentos, tampoco se ofrece información sobre el contenido de micotoxinas, claro, que estudios anteriores validados por la EFSA certifican que en lo que respecta al maíz transgénico, no ha aparecido todavía ningún caso de alerta por micotoxinas.

Para la EFSA es imposible evaluar correctamente la exposición que han sufrido los roedores al Roundup, los autores del estudio han informado sobre las cantidades de herbicida utilizadas para rociar los alimentos o contaminar el agua, pero no han dado detalles sobre la cantidad de alimento ingerido o el volumen de agua que los roedores bebieron. Tampoco se han incluido otros datos relevantes para la EFSA como el resumen de abandonos o las estimaciones de los efectos de un tratamiento imparcial, para la EFSA falta información vital como otras lesiones sufridas por los roedores además de los tumores indicados.

Por tanto, la EFSA considera insuficiente el estudio del maíz transgénico NK603, la agencia de seguridad ha solicitado a los autores del estudio que informen de todos los puntos para facilitar el trabajo de evaluación y ofrecer una resolución correcta. A pesar de esta primera respuesta, Francia pretende prohibir a nivel europeo los alimentos transgénicos, ya que considera que son peligrosos para la salud. La solución en nuestra opinión podría ser sencilla, bastaría con aplicar el principio de precaución y poner en marcha un estudio a largo plazo, formado por un grupo de investigadores internacionales en el que también tomara parte la EFSA u otros organismos como la FDA o la FSA, incluso ecologistas expertos en la materia, los resultados serían más determinantes y quizá acabarían con el problema.

Ahora será cuestión de esperar a que Gilles-Eric Séralini y su equipo entreguen toda la documentación solicitada, aunque posiblemente y dadas las incorrecciones detectadas, no sirvan de mucho. Podéis conocer todos los detalles del comunicado de la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea a través de su página web.

Foto | 123 Chroma Pixels

Tecnova impulsa la seguridad alimentaria a través de una jornada de desinfección postcosecha

Fuente Noticia:almeria360.com

Han asistido representantes y técnicos de calidad interesados en profundizar en las diferentes alternativas desarrolladas en el campo de la higienización y desinfección de productos hortofrutícolas

La seguridad alimentaria, de productos vegetales enteros o mínimamente procesados en fresco, tiene cada vez más importancia, dado el aumento de las alertas sanitarias generadas en los últimos años.

El Centro Tecnológico TECNOVA (CT TECNOVA), ha organizado en sus instalaciones ubicadas en El Alquián, una jornada técnica sobre desinfección postcosecha, para garantizar la calidad y seguridad alimentaria de los productos hortofrutícolas. A la misma, han asistido representantes y técnicos de calidad de empresas hortofrutícolas interesadas en profundizar en las diferentes alternativas desarrolladas en el campo de la higienización y desinfección de productos hortofrutícolas que éstas producen y comercializan.

La jornada ha contado con ponentes de amplia experiencia tanto en el ámbito de la investigación como en el marco empresarial. En este sentido, Encarnación Aguayo Giménez. Dra. Ingeniero Agrónomo, profesora Titular de la Universidad Politécnica de Cartagena en el Área de Tecnología de Alimentos, ha expuesto una panorámica general sobre el estado del arte de los diferentes higienizantes usados actualmente en postcosecha. Por parte de D. Francisco Pérez, responsable de Calidad-I+D, del Grupo PRIMAFLOR, y uno de los mayores especialistas en producción de vegetales de hoja de IV gama, ha expuesto la dilatada experiencia de este grupo empresarial, haciendo especial énfasis en los esfuerzos que vienen llevando a cabo en la gestión de aspectos tan importantes como el análisis de peligros y riesgos, así como los diversos protocolos de gestión encaminados a garantizar la seguridad alimentaria, desde el punto de vista de la inocuidad del alimento.

En lo que respecta al Centro Tecnológico TECNOVA, han intervenido dos miembros especializados en la materia y pertenecientes al Área de Tecnología Postcosecha y Envasado. Por una parte, Joaquín Pozo, Dr. en Ciencias Químicas, especialidad en bioquímica y biología molecular, ha explicado las potenciales aplicaciones de uso de bacterias ácido-lácticas y las bacteriocinas producidas de forma natural por éstas, ya que se trata de un campo poco abordado y con buenas perspectivas de futuro. Por otro lado, Andrés Conesa, Dr. Ingeniero Agrónomo y Diplomado Superior en Ingeniería y Aplicaciones del Frío,que ha hecho referencia a las posibilidades de uso de la tecnología UV-C, al tiempo que ha expuesto parte de los resultados obtenidos en un proyecto realizado en colaboración con la empresa Ingro Maquinaria y financiado por la Agencia IDEA y los fondos FEDER. El proyecto se ha basado en el desarrollo de un equipo de aplicación de luz ultravioleta de carácter germicida, en diferentes productos hortofrutícolas, tanto frescos como mínimamente procesados, lo cual tendría una gran utilidad en las empresas hortofrutícolas. Los asistentes pudieron contemplar asimismo el mencionado prototipo situado en las propias instalaciones del Centro Tecnológico Tecnova.

Durante la visita, los asistentes también pudieron ver los laboratorios de microbiología, análisis sensorial, así como la cocina destinada a diferentes procesos de innovación gastronómica, entre otros. En los laboratorios, se realizó una breve exposición sobre el uso de la tecnología NIRs, como herramienta de determinación no destructiva de parámetros de calidad de rutina (color, ºBrix, acidez, etc), de posible aplicación tanto el control de la maduración y recolección, como en centrales hortofrutícolas. Para finalizar la jornada, se realizó una visita a la planta piloto destinada a la elaboración de productos mínimamente procesados en fresco (IV gama), que tiene como principal objetivo dar servicio a las empresas interesadas en iniciarse en la producción de este tipo de elaborados.

Seguridad alimentaria

La seguridad alimentaria, de productos vegetales enteros o mínimamente procesados en fresco (4ª gama), tiene cada vez más importancia, dado el aumento de las alertas sanitarias generadas en los últimos años. Si no somos capaces de garantizar productos inocuos, los perjuicios acarreados al consumidor, pueden ser en algunos casos muy graves, junto con las pérdidas económicas y de imagen que ello conlleva.

En este sentido, el lavado y la desinfección constituyen una etapa muy importante en la industria hortofrutícola, que se convierte en crítica e imprescindible en aquellas que elaboran productos vegetales de 4ª gama. El desinfectante universal por excelencia, es el cloro, dado su amplio espectro de acción y su bajo coste. No obstante, se buscan alternativas que puedan lograr productos más saludables o procesos de higienización más respetuosos con el medioambiente. Por ello, las líneas de trabajo a seguir son varias, y van desde la búsqueda de nuevos sistemas de tratamiento postcosecha basados en tecnologías emergentes, a combinaciones de tecnologías ya existentes, pasando por el estudio de conservantes naturales, nuevos envases, etc.

Desde Tecnova, es fundamental prevenir todo tipo de alertas sanitarias alimentarias, como las generadas en los últimos años y que han causado tantas pérdidas económicas y de mala imagen al campo agrícola. Es por ello que el Centro Tecnológico aboga y promueve todo tipo de técnicas de innovación aplicadas a la agricultura para garantizar la calidad así como la inocuidad de los productos vegetales que habitualmente se consumen. La consecución de estos objetivos, significa no sólo asegurar la salud del consumidor, sino que desde el punto de vista de la empresa, es vital para garantizar la imagen y disminuir las pérdidas económicas ocasionadas en postcosecha. La obtención de productos vegetales seguros es siempre importante y resulta crítica en aquellos como es el caso de los de IV gama. Por otra parte, se busca actualmente, el uso de productos o tecnologías que resulten más respetuosos con el medio ambiente y/o que garanticen la obtención de productos más saludables.